Auténtico Romancero que cubrió de gloria y fama a las hijas de Zapatero en su encuentro con Obama. Casino de Algezares (Murcia) 2010
Creado por Eduardo Martínez Gayoso y Fulgencio Serrano Meseguer de la Chirigota de Molina
Espacio dedicado a promover el Romancero de Carnaval en el mundo entero (al menos en Murcia y Cádiz) y a recoger las reivindicaciones históricas de este colectivo del que tanto se han reído
Auténtico Romancero que cubrió de gloria y fama a las hijas de Zapatero en su encuentro con Obama. Casino de Algezares (Murcia) 2010
Creado por Eduardo Martínez Gayoso y Fulgencio Serrano Meseguer de la Chirigota de Molina
PRESENTACIÓN
Ante ustedes presentar
este indio romancero,
aquí venir a contar,
una de indios y vaqueros.
Venir de muy lejos yo,
ser de la tribu Mazorca,
de donde ponerse el sol,
vamos, más p’allá de Lorca.
En pradera vivir tribu,
mi idioma ser la mazorca;
mazorca en lengua de sioux
querer decir: panocha.
Para no liar la perola
mazorca yo no hablar más,
hablar yo lengua española:
Bona tarda, com estan?
A todos mis compañeros
les saludo yo con el jau
y como soy el hechicero
todos me llaman doctor Jaus.
Practico la homeopatía
con la pipa de la paz:
le meto un poco maría
y se olvidan la enfermedad.
Ni derechos del paciente
ni hoja de reclamaciones.
Aquí el que viene y protesta:
una patá en los cojones.
Si tú vienes por Remedios
un error vas a cometer,
un error de medio a medio:
¡Remedios es mi mujer!
No te dejo mi mujer
que se entera todo el pueblo,
ahora, ahí está mi suegra,
a ver si tienes tú huevos.
Pero de mí no vine a hablar,
no crean que me chuleo,
soy sólo un médico rural.
igual que el doctor Mateo.
Hay indios que son muy guapos
sí, más guapos que Brad Pitt.
Pero no hablo más, ya dije
que no vine a hablar de mí.
Vine a hablarles de mi gente,
la tribu de los mazorca,
y si así nos llaman piensen
que no la tenemos corta.
No somos tan resistentes,
robustos, fuertes ni buenos
como los indios cherokee:
esos son todoterrenos.
Mi tribu es gente de paz,
vivimos muy bien en Kansas
no nos gusta guerrear
más que ná, porque te cansas.
Nos llaman los pieles roja,
cosa que mucho me extraña
porque más rojos se ponen
tó los blancos en la playa.
Al otro lado del monte
vive el enemigo mayor,
son unos indios muy torpes
la tribu de los Aladrok.
Se ponen en su cabeza
un casco con un cepillo,
por eso entre la maleza
los veo y siempre los pillo.
Mi tribu y los Aladrok
tomamos mucho caldero.
Ellos lo llenan de arroz
nosotros, quintos con hielo.
VICISITUDES CON LOS BLANCOS
En mi tierra los vaqueros
nos dieron un gran repaso.
Grité: ¡Tierra para todos!
Como aquí, ni puto caso.
Por los malditos vaqueros
ya no puedo decir ni jaus
que aprietan mucho los huevos
incluso los Levi Strauss.
Recibo un día una carta:
“Vaya el día señalado
a Philadelphia sin falta.
Gran Jefe Blanco. Firmado.”
A Philadelphia fui yo
y hambre tuve que pasar.
Mucha Philadelphia pero
no había pan para untar.
Tras dos horas esperando
el gran jefe blanco llama.
Me levanto, le abro al blanco
y se presenta el Obama.
¿Pero aquí qué es lo que pasa?
¿Esto qué es? ¿Cachondeo?
Me vuelvo para mi casa,
en los blancos ya no creo.
Un jefe así de negro
para el indio es desencanto
que practicar no podemos
nuestro deporte: tiro al blanco.
Mucho nos odian los blancos,
de verdad que ya es patético,
los blancos nos odian tanto
porque somos del Atlético.
Los blancos nos dan veneno,
nos gritan hijos de pu…
solamente quieren vernos,
en la reserva, como a Raúl.
De turistas “estupidos”
en la reserva hay atasco:
se creen que yo soy Cupido
cuando me ven con el arco.
TRASLADO A MURCIA
Pasó que tomé pa Murcia
la primera diligencia.
Hay aquí cosas parecidas
y unas cuantas diferencias.
En mi tribu el zapatero
hace bambos pa la gente
no puede ser un guerrero,
Como españoles nos pintamos
la cara con rayas y puntos,
nosotros pa ir a la guerra
y vosotros pa ir el fútbol.
Nada más llegar aquí
va y me dice un hombre blanco:
“Aquí no quedan Bisontes”
Claro, era el del estanco.
Al llegar con mi séquito
fui a una calle muy amena:
paseo Alfonso Décimo.
¡Alfonso! ¡Esto me suena!
Paseando yo crucé
el puente de Los Peligros
y en el trasvase pensé
al ver la sardina, amigos.
Falta mucha agua, es cierto,
más de la que nos parece,
mira si el río va seco
que se le ve el lomo a los peces.
Zara abrió en mi terreno
una tienda con nombre inglés,
traducido: “Zara bueno”,
sin traducir: “Zara well”.
Desde entonces hay costumbre,
al llegar la primavera,
celebrar junto a la lumbre
las fiestas de la pradera.
Cogemos los animales
y hacemos la cabalgata
con los trajes regionales:
chaleco y braslis de pata.
y un arroz con costillares!
Que del bisonte están ricos,
dicen, hasta los andares.
Allí también es corriente,
inflarnos en las barracas,
y como aquí al día siguiente
tós de baja en la Arrixaca.
La juventud qué educada:
toman un poco bebida
pero si ven que te falta
la devuelven enseguida.
Veo yo que aquí en Murcia,
por desidia o por pereza,
pa poner nombre a las cosas
no os calentáis la cabeza.
Que hacéis una calle grande,
Gran Vía se va a llamar,
que si una plaza es redonda
pues la llamáis Circular.
Que un bar os pone ternera
decís restaurante El Cherro.
Que pasean funcionarios
le llamáis Jardín de los Perros.
También “Plaza de las Flores”
porque hay floristerías
¿y Tontódromo, señores,
porque hay mucha tontería?
Sólo un nombre me da grima,
de verdad me tiene negro,
si se quema la sardina,
¿por qué se le llama Entierro?
La gente de la sardina
goza con las caminatas,
cuando a su casa camina
tres días de marcha gasta.
Creen mazorcos y murcianos
que la muerte no es la meta
y ambos pueblos levantamos
tótems en nuestras glorietas.
Los nuestros son de madera,
aquí de metal ferroso.
Se ve allí que son cabezas
se ve aquí que son… horrorosos.
Allí hacemos tótems
pa recordar los ancestros
y aquí los hacen artistas…
y te acuerdas de sus... antepasados.
Tras viajar por esos mundos,
Murcia me gustó bastante,
decidí fijar el rumbo:
quedarme aquí de inmigrante.
Cansado de hacer el indio
he pedido la excedencia
porque he encontrado un oficio
en el que tengo experiencia.
Me meteré de barbero
para rapar coronillas
que arrancar las cabelleras
se me da de maravilla.
Pondré yo un cartel por fuera
que a todo el mundo le explique:
“Le corto su cabellera
mejor que la corta el Quique”.
Gracias por oír la historia
aquí yo le pongo fin.
Por si no tienen memoria
en este papel la escribí.
Por el romance completo
tienen que dar lo que pida:
si no llevan nada suelto
por lo menos me convidan.