lunes, 22 de febrero de 2010

Romancero de Carnaval - Las hijas de Zapatero

Auténtico Romancero que cubrió de gloria y fama a las hijas de Zapatero en su encuentro con Obama. Casino de Algezares (Murcia) 2010

Creado por Eduardo Martínez Gayoso y Fulgencio Serrano Meseguer de la Chirigota de Molina

domingo, 21 de febrero de 2010

Texto del romance del Indio Hechicero


PRESENTACIÓN

Ante ustedes presentar

este indio romancero,

aquí venir a contar,

una de indios y vaqueros.


Venir de muy lejos yo,

ser de la tribu Mazorca,

de donde ponerse el sol,

vamos, más p’allá de Lorca.


En pradera vivir tribu,

mi idioma ser la mazorca;

mazorca en lengua de sioux

querer decir: panocha.


Para no liar la perola

mazorca yo no hablar más,

hablar yo lengua española:

Bona tarda, com estan?


HECHICERÍAS

A todos mis compañeros

les saludo yo con el jau

y como soy el hechicero

todos me llaman doctor Jaus.


Practico la homeopatía

con la pipa de la paz:

le meto un poco maría

y se olvidan la enfermedad.


Ni derechos del paciente

ni hoja de reclamaciones.

Aquí el que viene y protesta:

una patá en los cojones.


Si tú vienes por Remedios

un error vas a cometer,

un error de medio a medio:

¡Remedios es mi mujer!


No te dejo mi mujer

que se entera todo el pueblo,

ahora, ahí está mi suegra,

a ver si tienes tú huevos.


LA TRIBU MAZORCA

Pero de mí no vine a hablar,

no crean que me chuleo,

soy sólo un médico rural.

igual que el doctor Mateo.


Hay indios que son muy guapos

sí, más guapos que Brad Pitt.

Pero no hablo más, ya dije

que no vine a hablar de mí.


Vine a hablarles de mi gente,

la tribu de los mazorca,

y si así nos llaman piensen

que no la tenemos corta.


No somos tan resistentes,

robustos, fuertes ni buenos

como los indios cherokee:

esos son todoterrenos.


Mi tribu es gente de paz,

vivimos muy bien en Kansas

no nos gusta guerrear

más que ná, porque te cansas.


Nos llaman los pieles roja,

cosa que mucho me extraña

porque más rojos se ponen

tó los blancos en la playa.


Al otro lado del monte

vive el enemigo mayor,

son unos indios muy torpes

la tribu de los Aladrok.


Se ponen en su cabeza

un casco con un cepillo,

por eso entre la maleza

los veo y siempre los pillo.


Mi tribu y los Aladrok

tomamos mucho caldero.

Ellos lo llenan de arroz

nosotros, quintos con hielo.


VICISITUDES CON LOS BLANCOS

En mi tierra los vaqueros

nos dieron un gran repaso.

Grité: ¡Tierra para todos!

Como aquí, ni puto caso.


Por los malditos vaqueros

ya no puedo decir ni jaus

que aprietan mucho los huevos

incluso los Levi Strauss.


Recibo un día una carta:

“Vaya el día señalado

a Philadelphia sin falta.

Gran Jefe Blanco. Firmado.”


A Philadelphia fui yo

y hambre tuve que pasar.

Mucha Philadelphia pero

no había pan para untar.


Tras dos horas esperando

el gran jefe blanco llama.

Me levanto, le abro al blanco

y se presenta el Obama.


¿Pero aquí qué es lo que pasa?

¿Esto qué es? ¿Cachondeo?

Me vuelvo para mi casa,

en los blancos ya no creo.


Un jefe así de negro

para el indio es desencanto

que practicar no podemos

nuestro deporte: tiro al blanco.


Mucho nos odian los blancos,

de verdad que ya es patético,

los blancos nos odian tanto

porque somos del Atlético.


Los blancos nos dan veneno,

nos gritan hijos de pu…

solamente quieren vernos,

en la reserva, como a Raúl.


De turistas “estupidos”

en la reserva hay atasco:

se creen que yo soy Cupido

cuando me ven con el arco.


TRASLADO A MURCIA

Pasó que tomé pa Murcia

la primera diligencia.

Hay aquí cosas parecidas

y unas cuantas diferencias.


En mi tribu el zapatero

hace bambos pa la gente

no puede ser un guerrero,

mucho menos presidente.


Como españoles nos pintamos

la cara con rayas y puntos,

nosotros pa ir a la guerra

y vosotros pa ir el fútbol.


Nada más llegar aquí

va y me dice un hombre blanco:

“Aquí no quedan Bisontes”

Claro, era el del estanco.


Al llegar con mi séquito

fui a una calle muy amena:

paseo Alfonso Décimo.

¡Alfonso! ¡Esto me suena!


Paseando yo crucé

el puente de Los Peligros

y en el trasvase pensé

al ver la sardina, amigos.


Falta mucha agua, es cierto,

más de la que nos parece,

mira si el río va seco

que se le ve el lomo a los peces.


Zara abrió en mi terreno

una tienda con nombre inglés,

traducido: “Zara bueno”,

sin traducir: “Zara well”.


Desde entonces hay costumbre,

al llegar la primavera,

celebrar junto a la lumbre

las fiestas de la pradera.


Cogemos los animales

y hacemos la cabalgata

con los trajes regionales:

chaleco y braslis de pata.



¡Hacen unos tocinicos

y un arroz con costillares!

Que del bisonte están ricos,

dicen, hasta los andares.


Allí también es corriente,

inflarnos en las barracas,

y como aquí al día siguiente

tós de baja en la Arrixaca.


La juventud qué educada:

toman un poco bebida

pero si ven que te falta

la devuelven enseguida.


LOS NOMBRES EN MURCIA

Veo yo que aquí en Murcia,

por desidia o por pereza,

pa poner nombre a las cosas

no os calentáis la cabeza.


Que hacéis una calle grande,

Gran Vía se va a llamar,

que si una plaza es redonda

pues la llamáis Circular.


Que un bar os pone ternera

decís restaurante El Cherro.

Que pasean funcionarios

le llamáis Jardín de los Perros.


También “Plaza de las Flores”

porque hay floristerías

¿y Tontódromo, señores,

porque hay mucha tontería?


Sólo un nombre me da grima,

de verdad me tiene negro,

si se quema la sardina,

¿por qué se le llama Entierro?


La gente de la sardina

goza con las caminatas,

cuando a su casa camina

tres días de marcha gasta.


ALIANZA DE CIVILIZACIONES

Creen mazorcos y murcianos

que la muerte no es la meta

y ambos pueblos levantamos

tótems en nuestras glorietas.


Los nuestros son de madera,

aquí de metal ferroso.

Se ve allí que son cabezas

se ve aquí que son… horrorosos.


Allí hacemos tótems

pa recordar los ancestros

y aquí los hacen artistas…

y te acuerdas de sus... antepasados.


DESPEDIDA

Tras viajar por esos mundos,

Murcia me gustó bastante,

decidí fijar el rumbo:

quedarme aquí de inmigrante.


Cansado de hacer el indio

he pedido la excedencia

porque he encontrado un oficio

en el que tengo experiencia.


Me meteré de barbero

para rapar coronillas

que arrancar las cabelleras

se me da de maravilla.


Pondré yo un cartel por fuera

que a todo el mundo le explique:

“Le corto su cabellera

mejor que la corta el Quique”.


Gracias por oír la historia

aquí yo le pongo fin.

Por si no tienen memoria

en este papel la escribí.


Por el romance completo

tienen que dar lo que pida:

si no llevan nada suelto

por lo menos me convidan.

lunes, 15 de febrero de 2010

Crónica del I Festival "Para Muestra un Bufón"

Sábado 13 de Febrero de 2010.
15:00 Hora zulú: comenzó el Encuentro con el encuentro de Antoñito Luna y el suelo. Lugar: plaza de Santo Domingo. Antoñito y los demás iniciaban una carrera hacia un lugar que les protegiera de la lluvia y les saciara el hambre, pero una pierna se levantó más de lo previsto y sólo el mojado suelo pudo detener este antoñazo. La cosa no pasó de un culo mojado y unas cuantas risas cabronas de los presentes.
15:15 hora zulú, lugar: Parlamento Andaluz, degustando un platico de jamón de los que te hacen perder el sentío y el hambre, con su queso, sus cervezas y su vino, negro y blanco y, según Antoñito, de los que no te dejan resfriarte en todo el invierno. Pablo coge su guitarra, hace sonar unos acordes y los cuatro miembros de presentes de la chirigota de Molina, Pablo, Antoñito, Edu y Ana, se lían a cantar unos cuplés "psss toma... coge el balón". El público: dos parejas que comían tranquilamente y los dos camareros. El coro: dos chicas guapísimas (perdonadme, pero aún no me sé vuestros nombres) que venían con los chirigoteros y un servidor que contemplaba aquello lleno de nervios. Los cuplés sorprendieron al personal y gustaron muchísimo, a pesar de que yo me atreví a corear algún verso que me sabía (aunque lo hice flojito, para que nadie me escuchara). Animados por este éxito, llegó luego el pasodoble al panocho. Una de las chicas del público contó que, aunque era murciana, vivía en Valencia y que al oir este pasodoble por internet se había emocionado un montón (o quizás se había emocionado un huevo, no recuerdo ahora sus palabras precisas). Fuera seguía lloviendo, débil pero continuamente, y dentro del bar, el pasodoble a la Estrella, los cuplés de Las que mueven el vientre (incluido Han puesto.. ). Las risas de los camareros, del público, de los coristas y de los chirigoteros antológicas. ¡Qué ratico tan bueno!

17:00 Hora zulú: El Parlamento Andaluz empieza a llenarse con más chirigoteros y acompañantes que van llegando y decidimos ir al punto de Encuentro: La Cueva de la Cerveza en el Tontódromo. Al llegar vemos que está cerrada (sus m..), pero como la tarde no estaba para quedarse en la calle a maldecir o a decidir, pronto se encuentra la solución: nos metemos en el kiosco del Tontódromo, que está abierto y con algunos clientes dentro.

17:15 Hora zulú: otra vez la chirigota, ahora con más componentes, hace las delicias del personal: camareros, clientes, acompañantes. Yo mismo no dejo de flipar, aún tengo nervios, pero decido quitármelos: me pido un gin tonic, me visto de indio y suelto el romance del Indio Hechicero, que gustó, la gente se rió, aplaudió, me felicitaron y ¡me compraron el libreto! El ambiente está perfecto, sólo falta...

17:30 hora zulú: Llega el Ful con sus dos cartelones, bolsa de vestuario y un poco agobiado por llegar tarde, pero en seguida se relaja, canta con su chirigota y prepara el cartelón de Don Juan de la Cierva. Lo decimos y la respuesta de la gente maravillosa. risas, aplausos. Estamos muy contentos con este romance, nos llevó muchos meses hacerlo y ahora lo estamos disfrutando un montón. La gente de la chirigota de Molina, a pesar de haberlo oído ya dos o tres veces, se ríe como si fuera la primera vez (buena gente que son, o bien que no se acuerdan de una vez para otra). El Edu que no puede más, demasiadas carreras por la banda, tiene que sentarse en el banquillo de fuera del bar para tomar aire un rato. El bar, mientras tanto, se ha llenado. Un grupo de hombres (algunos murcianos y otros de fuera que están de visita) literalmente se mueren de la risa con la chirigota y con el romance. Se acercan para hacerse fotos con nosotros (nosotros flipamos, claro), graban en el teléfono las canciones (esto es una constante de toda la tarde, es la primera reacción de la gente, grabar), nos felicitan efusivamente. Lo estamos pasando estupendamente sin saber que lo mejor aún está por llegar.

Alguna hora de la tarde posterior a las 18:00 hora zulú: nos colocamos bajo el Arco de Santo Domingo y, como antes, la chirigota de Molina empieza por cuplés. El efecto llamada de la chirigota es increíble: antes de terminar el segundo cuplé ya hay al menos 15 personas de la calle, ajenos por completo a nosotros, que se ha parado a escuchar. Como las risas y los aplausos son muy fuertes, pronto hay allí un corro de unas 25 personas o más, quienes, a pesar del frío que hacía y la lluvia interminente, allí se quedaron más de una hora que duró aquello. Aplaudieron a rabiar a la chirigota (no es para menos, la actuación quitaba el hipo) y también se rieron mucho con el romance de don Juan de la Cierva. Cuando medio en broma pasamos una especie de calcetín para recoger propinas, la gente nos pagaba incluso con ¡¡ billetes !! de 5 pavos, increíble, nos buscaban para darnos el dinero. ¿Por qué? Porque disfrutaron como enanos. No le pagaban sólo al romancero, claro, le estaban pagando a la chirigota, a la sorpresa de aquel ratito tan bueno, a la sonrisa prolongada, a la risa y, a veces, a la carcajada inesperada en aquella tarde fría y lluviosa que esos locos de Molina les provocaban. Me quedo, de todas las caras sonrientes que allí estaban, de todas las edades, con dos de ellas: una mujer mayor que aguantó allí todo el rato con su marido, riéndose a más no poder, diciendo sí con la cabeza cuando un pasodoble la emocionaba, desternillándose con los cuplés y muriéndose con las cosas que decía Antoñito entre canción y canción. La otra cara que destaco es la de un chaval de unos 12 ó 13 años que venía con unos amigos y que llegó justo cuando Antoñito presentaba el pasodoble del Panocho. Él ya lo conocía de Internet y pegó un brinco de sorpresa cuando lo oyó. Allí se quedó hasta que terminó la actuación. Dije dos caras, pero añadiré otra dos que me vienen ahora a la memoria: la del sobrino del Ful que se rulaba por el suelo cuando descubrió que su tío era don Juan de la Cierva y la mía, de bobalicón, escuchando a esta gente por las calles de Murcia, disfrutando a tope, tanto que, otra vez, me atreví a cantar con ellos las partes que me sé de su repertorio (esto empobreció la actuación, ya digo, pero espero que no se notara mucho).

Aún más tarde hora zulú: nos metimos a cenar algo al bar La Cueva en la plaza de Santa Catalina, jamón, queso, cerveza, vino y tal. Alguna gente de la que estaba en el arco de Santo Domingo se vino allí con nosotros. El bar lleno, con mucho ruido de gente hablando, pero Antoñito que es un as para esto (y para muchas otras cosas), logró dirigir la atención de todo el personal hacia la chirigota, que, una vez más, triunfó y mucho. Los del bar supercontentos se invitaron a una jarra de cerveza y otra de vino (creo). También Juan de la Cierva gustó mucho, pero ya la atención de la gente se disipó y para cuando llegaron la hijas de Zapatero el ruido era brutal y no se pudo escuchar bien.

El remate, hora zulú: volvimos al Parlamento Andaluz. El cansancio ya se notaba en la gente. Se cantaron algunos cuplés, se dijeron los romances de don Juan y de las Hijas de Zapatero, pero sobre todo, nos dio tiempo a saborear un poco el día, a recordar las mejores jugadas y a darnos cuenta de que lo habíamos pasado muy, muy bien, y que la gente que nos escuchó también. Y de eso se trataba principalmente. Lamentándonos por el mal día que nos hizo, lo que impidió seguramente más público, nos despedimos con la sonrisa en la boca. El año que viene más y mejor: más gente y mejor día. Un abrazo y mi felicitación a todos los que estuvísteis allí cantando, maquillando, riendo, bebiendo, aplaudiendo....

lunes, 1 de febrero de 2010

Debutó el Romancero de Don Juan de la Cierva en Beniaján

Debutó con gran acogida de crítica y público el Romancero de carnaval D. Juan de la Cierva. Tuvo lugar el pasado sábado 30 en el Auditorio de Beniaján. Es la primera vez que un romancero de Carnaval se sube a las tablas de un escenario. Esperamos que la gente que tenga inventiva y ganas de hacer reír se anime y promueva esta modalidad de carnaval en Murcia. Se os recuerda que el día 13 de febrero tenemos una gran cita por las calles de Murcia